La guardameta fue vital en el partido ante el Atlético. En sus inicios jugó en defensa hasta que llegó al Proyecto Super Girl.
Erina Yamane (Hiroshima, 20 de diciembre de 1990) es un muro bajo palos. La portera nipona impresiona por su talla (1,84) y es una de las jugadoras más altas de la Liga Iberdrola. La guardiana de la portería del Betis demostró ayer ante el Atlético que no sólo es altura. También tiene agilidad y rapidez. Una meta completa que llegó a España buscando una aventura y se ha enamorado de nuestro país.
Erina empezó muy joven a jugar al fútbol. En Japón, donde el fútbol femenino está muy desarrollado, comenzó en el colegio y, a los 13 años, la Federación Japonesa la seleccionó para el Proyecto Super Girl. Era un programa para encontrar a jóvenes talentos para el futuro de la Nadeshiko. Llegó siendo defensa, de ahí su buen dominio del balón con los pies, pero por su altura la colocaron de portera. Ya había alcanzado el 1,84 para destacar en un país de una altura media bastante baja. Su tamaño hizo que destacase bajo palos.
Y se hizo un hueco en las categorías inferiores de la selección. En 2008 participó en su primer Mundial Sub-20 en Chile. Y precisamente contra Chile fue su debut con la selección absoluta en 2010 con la que ya lleva 23 partidos. Ese mismo año fue a su segundo Mundial Sub-20 en Alemania. Entonces jugaba en el TEPCO Mareeze de Fukushima, pero en 2011 el equipo desapareció por el desastre nuclear que sucedió en la ciudad japonesa. Se fue al JEF United Chiba de Tokio y allí se asentó. Jugó 92 partidos en cinco temporadas, pero decidió que quería una nueva aventura.
En octubre de 2017 fichó por el Betis para ser la primera japonesa en el equipo verdiblanco y ser un referente como lo es Inui en el masculino. Desde entonces, ha demostrado ser una guardameta muy completa. "La altura es un arma y un gran complejo", desveló la nipona. Una portera que es mucho más que su altura.
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