El derbi madrileño disputado en Boadilla finalizó con empate a uno. Joaquín Cerdá adelantó a los rojiblancos tras un saque de banda y Moyano puso las tablas en el marcador en una jugada de estrategia a mediados de la primera mitad.

Fue un partido de mucha tensión, con muchas faltas. El árbitro mostró casi una decena de tarjetas, incluyendo dos rojas. Los dos equipos eran conscientes de que se trataba de un duelo directo por la salvación, a pesar de la diferencia de puntos en la clasificación. Y salieron dispuestos a dejarse la piel. El Navalcarnero se adelantó en una jugada ensayada en el minuto 22. David Rodríguez Joya sacó de banda, un defensa del Inter tocó dentro del área y apareció la espuela de Joaquín Cerdá para adelantar al conjunto rojiblanco –de amarillo en la mañana de este domingo-.

La segunda parte estuvo marcada por la expulsión de Stevens. El lateral, que ya contaba con una amarilla en su casillero, vio la segunda en una jugada que no fue ni falta. A partir de entonces el Navalcarnero replegó y aguantó los continuos ataques de los locales. Muñiz y Alfonsito se internaban por las bandas haciendo sufrir a la zaga rojiblanca, que despejaba como podía cada balón aéreo.
Fue el momento de Diego Conde, que se ha ganado la confianza de los técnicos con actuaciones como la de este domingo. Comenzó la temporada como suplente, pero su trabajo y sus paradas en los últimos cuatro partidos le han convertido en uno de los pilares de este nuevo Navalcarnero. El Inter lo intentó de todas las maneras posibles, con disparos desde la frontal, remates de cabeza… Pero siempre aparecía el mismo: Diego Conde. Blocó, despejó, desesperó a los delanteros rivales y sumó un punto muy valioso para los suyos.
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