Rusia le da vueltas en la cabeza al jeroglífico de esta noche en su debut en la Eurocopa. El partido ya ha comenzado para Advocaat. Su misión consiste en urdir un plan con el que poder derribar el muro que de entrada se encontrará en el torneo. La presencia del insuperable Cech en la portería y las excepcionales cualidades tácticas del equipo checo convierten a su rival en una roca. Una mole que ya puso en aprietos a España en la fase de clasificación y que es más fácil saltar que rodear, o es al revés, no se sabe, y ahí está precisamente su secreto.

Los rusos. Reluciente, henchida tras golear a Italia, llega en cambio Rusia al examen que abre el torneo. Lo hace por primera vez con un calendario unificado al europeo, es decir, con sus mismas virtudes y sus mismos inconvenientes. Máxima igualdad de condiciones. Ya no hay excusas sobre la mejor o peor forma de sus jugadores.
Con la duda de Akinfeev o Malafeev en la portería, certeros como si de maquinaria industrial se tratara los tres hombres del centro del campo -Denisov, Zyrianov y Shirokov, todos del Zenit- y con ganas de repetir el extraordinario papel de la última Eurocopa, en la que llegó a semifinales. Así está Rusia, más cuajada, quizás, que cuando la dirigía Hiddink. De la mano de otro holandés, Advocaat, afronta ahora el reto mayúsculo de superar a Cech. Casi nada
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