La leyenda italiana le felicitó tras eliminarle de la Europa League con el Benfica. El esloveno cambió el escepticismo de los hinchas lisboetas.

Oblak había empezado la temporada como tercer portero del Benfica, pero en diciembre Artur se lesionó y el jovencísimo esloveno entró en escena. Había mucho escepticismo en Lisboa, cómo dejar esa responsabilidad a un chico que apenas había debutado en Primera. Miha Mlakar, representante del portero, tuvo que salir al paso ante los incrédulos para defender la decisión adoptada por Jorge Jesús.“Que la afición del Benfica esté tranquila, Oblak trabaja para ser uno de los mejores del mundo y será el mejor, no habrá problemas”, explicó para calmar los ánimos. Y le dio la razón, tanto que cinco meses después, Oblak se presentaba en Turín con el Atlético ya llamando a su puerta. Los contactos y el seguimiento del portero se habían iniciado. No era el único. El Real Madrid también lo había hecho.
En aquella lluviosa noche turinesa de mayo de 2014 el Benfica resistía con 10 el 0-0 las embestidas de Tévez, Vidal, Pogba y Pirlo. Precisamente el último le había puesto a pruebas dos veces con dos brillantes respuestas del portero. Y sobre el tiempo, le sacó un cabezazo a Cáceres que terminó de domar a la Juve. En la portería contraria Buffon asistió al despliegue del adolescente esloveno, que adornó las paradas con un ramillete de centros descolgados y decisiones acertadas, y no perdió la oportunidad. Cuando terminó el choque le buscó para felicitarle en persona y explicarle que si seguía trabajando con humildad llegaría a ser uno de los mejores del mundo. Oblak ha seguido esa receta. Ahora llega en su mejor momento, con cinco partidos seguidos sin recibir goles y habiendo estrenado capitanía. El pase a los cuartos de final pasará por sus manos.
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