La leyenda italiana le felicitó tras eliminarle de la Europa League con el Benfica. El esloveno cambió el escepticismo de los hinchas lisboetas.
El Atlético viaja a Turín para defender el 2-0 de la ida y las miradas están puestas en uno de sus baluartes. En Italia se ha definido al Atlético como un equipo poco menos que imbatible, empezando por su portero. Oblak acaparó elogios tras dos manos importantes a Cristiano y a Bernardeschi. El esloveno se vuelve a cruzar en Europa en el camino de la Juve y el martes jugará en un estadio donde se encumbró y que tiene un gran significado para él. El 1-5-2014 un Oblak de 21 años se presentaba en el Juventus Stadium con apenas dos partidos de experiencia internacional, para ser la última contramedida del Benfica ante la todopoderosa Juve. La Vecchia Signora tenía que remontar el 2-1 de la ida para meterse en la final de la Europa League, que se iba a jugar en su propio estadio. No pudo ser.
Oblak había empezado la temporada como tercer portero del Benfica, pero en diciembre Artur se lesionó y el jovencísimo esloveno entró en escena. Había mucho escepticismo en Lisboa, cómo dejar esa responsabilidad a un chico que apenas había debutado en Primera. Miha Mlakar, representante del portero, tuvo que salir al paso ante los incrédulos para defender la decisión adoptada por Jorge Jesús.“Que la afición del Benfica esté tranquila, Oblak trabaja para ser uno de los mejores del mundo y será el mejor, no habrá problemas”, explicó para calmar los ánimos. Y le dio la razón, tanto que cinco meses después, Oblak se presentaba en Turín con el Atlético ya llamando a su puerta. Los contactos y el seguimiento del portero se habían iniciado. No era el único. El Real Madrid también lo había hecho.
En aquella lluviosa noche turinesa de mayo de 2014 el Benfica resistía con 10 el 0-0 las embestidas de Tévez, Vidal, Pogba y Pirlo. Precisamente el último le había puesto a pruebas dos veces con dos brillantes respuestas del portero. Y sobre el tiempo, le sacó un cabezazo a Cáceres que terminó de domar a la Juve. En la portería contraria Buffon asistió al despliegue del adolescente esloveno, que adornó las paradas con un ramillete de centros descolgados y decisiones acertadas, y no perdió la oportunidad. Cuando terminó el choque le buscó para felicitarle en persona y explicarle que si seguía trabajando con humildad llegaría a ser uno de los mejores del mundo. Oblak ha seguido esa receta. Ahora llega en su mejor momento, con cinco partidos seguidos sin recibir goles y habiendo estrenado capitanía. El pase a los cuartos de final pasará por sus manos.
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