miércoles, 7 de noviembre de 2018

Artículo Cuídate Plus: ¿Cada cuánto hay que cambiar las zapatillas de correr?

¿Crees que puedes estirar tus zapatillas de correr unos meses más? Para saber si ha llegado el momento de jubilarlas sigue las recomendaciones de José Pablo Rodríguez Jiménez, entrenador personal y CEO de Personal Running, y Javier Alfaro Santafé, podólogo de la Unidad de Biomecánica de Podoactiva y de la Selección Española Absoluta de Fútbol.

Imagen relacionadaComo norma general, las zapatillas de correr deben cambiarse aproximadamente cada 900 o 1.000 kilómetros. “Aunque no podamos observar a simple vista que la zapatilla está desgastada en la suela, o incluso en la tela, cuando ya tiene un sobreuso cercano a los 1.000 km, la parte superior de la suela -que es de un material más blando fabricado para tener una correcta amortiguación- empieza a perder sus propiedades, se hace más fina y esto provoca que amortigüe mucho menos y aumente el riesgo de lesión”, afirma Rodríguez Jiménez.

Con el dato de los 1.000 km se refiere a las zapatillas de entrenamiento. Para las de competición (que son mucho más ligeras), la duración debería ser la mitad de km, e incluso algo menos.

Las zapatillas de trail running (específicas para correr por la montaña) pueden usarse hasta los 1.200 o 1.300 km, ya que suelen ser más rígidas.

Alfaro pone ejemplos concretos. “Una zapatilla voladora con un drop bajo que se suele utilizar en competición debe ser cambiada con menos km, incluso la mitad que una zapatilla para realizar rodajes más largos de entrenamiento, con un ritmo más suave y un drop más alto”. Antes de seguir leyendo conviene saber que el drop es la diferencia de altura de la suela entre la parte posterior y anterior. Suele variar entre 12 (zapatillas muy amortiguadas) y 0 milímetros (totalmente planas).

¿Qué factores influyen en su desgaste?

El podólogo de Podoactiva señala cuáles son los principales aspectos que intervienen en el “envejecimiento” del calzado para practicar running.

Imagen relacionadaUna pisada defectuosa puede generar un mal desgaste, como puede ser un exceso de pronación (produciendo más deterioro en la zona interna) o de supinación (desgastando más la zona externa). Es importante destacar que un desgaste por la zona externa en el talón y por la zona interna en el antepié serían correctos.

La técnica de carrera también es muy influyente. Un corredor que apoye primero el talón siempre desgastará más esta zona, mientras que otro que tenga una técnica de antepié, como es lógico, hará un mayor desgaste de la parte anterior de la zapatilla.

El tipo de superficie también tiene que ver. Genera mayor desgaste el asfalto que la tierra, debiendo elegir diferente zapatilla para cada uso.

El uso constante. Una zapatilla sufre menos desgaste si la dejamos “descansar”. Por eso, es recomendable no utilizar todos los días la misma, sino que es mejor correr con ella cada 48 horas, y así los materiales de amortiguación recuperan mejor sus características originales.

Ponerlas sin desabrochar los cordones. Siempre debemos aflojar los cordones y volverlos a ajustar cada vez que nos ponemos la zapatilla. Este gesto mejorará la duración de la parte superior.

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