El pasado 30 de diciembre, en el entrenamiento de vuelta de vacaciones de Navidad, Asier Riesgo sufrió una grave lesión que le dejaba fuera de los terrenos de juego durante tres meses. Ese mismo día, Ricardo López Felipe, portero de Osasuna durante siete temporadas, celebraba su 41 cumpleaños en Pamplona con su mujer Marta y sus hijos Claudia, Ricardo y Fabio. No podía ni imaginar que al día siguiente recibiría una llamada de Alfredo, exjugador y ahora segundo entrenador del equipo, ofreciéndole regresar a Osasuna hasta final de temporada. Creyó que se trataba de una broma, pero viendo que la cosa iba en serio dijo sí de inmediato. El 3 de enero firmó su contrato y se convertía en el jugador más veterano de la Liga española.
En su vuelta contaba que no se había jubilado, que estaba en el paro y que, durante estos siete meses, se ha sacado el título de entrenador nacional. Sólo le queda hacer las prácticas y las hará estos meses en uno de los equipos del fútbol base de Osasuna.
Ojo morado. Ese día apareció con un ojo morado y fue objeto de múltiples bromas. La culpa fue de un balonazo que se llevó en un entrenamiento con el Multivera, equipo de la Tercera División navarra donde ha estado entrenándose cada día como portero y participando de jugador de campo.
Está afincado en Pamplona con su familia. Su mujer regenta el centro de estética Skinc, una franquicia de cosmética japonesa. Hoy Ricardo, un tipo simpático y bromista, de los que hacen vestuario, se volverá a sentir futbolista aunque, en principio, será desde el banquillo.
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