Claudio Bravo continúa acortando los plazos para regresar a los terrenos de juego. Hoy se cumple un mes desde que se fracturase el radio de su mano derecha en un entrenamiento en Zubieta al tratar de desviar un fuerte disparo a bocajarro de Diego Ifrán. En un primer momento la lesión parecía más grave de lo que al final está siendo y su reaparición está cada vez más cercana, aunque nadie quiere ponerse una fecha. El propio jugador recordaba estos días cómo "al principio me dijeron que serían tres meses, luego tras la operación hablaron de dos y ya he cumplido uno. Me encuentro muy bien, pero hay que ir despacio porque dentro hay un tornillo y lo que tengo es delicado".
Lo cierto es que, sin darnos cuenta, el chileno ha ido quemando etapas poco a poco. Gracias al parón por los compromisos de las selecciones, sólo se ha perdido tres partidos de Liga, contra el Athletic, Betis y Atlético en los que a pesar de los resultados la Real ha completado buenos encuentros. Contra el Valladolid no estará presente, pero quién sabe incluso si pudiera volver a vestirse los guantes frente al Espanyol el domingo 4 de noviembre. Ahora mismo parece precipitado, pero el ritmo y las ganas que está poniendo el portero realista pueden obrar el milagro. Eso sí, en el club no quieren precipitarse, por lo que la decisión final será consensuada por jugador, entrenador y cuadro médico.
La osteosíntesis de la fractura, es decir, la fijación con tornillo que se le realizó para reducir la misma por parte del doctor Martínez Renobales, permitió que pudiera ejercitarse prácticamente desde el mismo momento en el que abandonó el quirófano. En ese momento los plazos hablaban de tres semanas para que se soldase el hueso y empezar a entrenar con intensidad y otros tres para poder ejecitar la articulación con la exigencia que se requiere en un portero profesional de la máxima categoría.
En los primeros días ya se le vio parando las pelotas de tenis que le lanzaba Roberto Navajas, que poco después se convirtieron en balones de espuma para no forzar. Eso en lo que se refiere al trabajo con el brazo derecho, porque el perfil izquierdo lo ha ejercitado en estas cuatro semanas con normalidad, aunque con la lógica precaución a la hora de amortiguar la caída.
Sin prisa pero sin pausa ha sido la filosofía por la que ha apostado el meta blanquiazul, que desde el principio señaló que no quería "arriesgar más de la cuenta. Hay que tener cuidado y tomarse las cosas con calma".
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