lunes, 2 de enero de 2012

¿Cómo lavar un guante?

Si sabemos que el agua deteriora el látex, sobra decir que hay que lavarlo las menos veces posible. A veces tras un partido simplemente humedeciendo las palmas y frotando una contra la otra, conseguimos eliminar esa capa de suciedad superficial (ni os molestéis en tratar de eliminar el color grisáceo que deja el caucho de los campos de hierba artificial, no sale de ninguna manera y no afecta al agarre).
En caso de que el guante necesite un lavado en profundidad porque está demasiado sucio y los restos de barro o similar también son dañinos para el látex además de disminuir el agarre no nos quedará más remedio que hacerlo. Es muy importante NO LAVAR NUNCA LOS GUANTES EN LA LAVADORA. Salen relucientes, aparentemente intactos... Pero hemos tocado la columna vertebral del guante haciendo un lavado a máquina. La capa de espuma que hay debajo del látex de la palma y que ayuda a la amortiguación se desintegra. El látex por su parte en seco tiene un agarre perfecto pero pierde toda la absorción de agua, por tanto convertimos un guante de gama alta en uno de terreno duro.
El proceso correcto es el siguiente:
1. Ponernos los dos guantes en las manos y humedecer las palmas debajo del grifo.
2. Echar sobre cada una de las palmas una pequeña cantidad de detergente para guantes. Si no disponéis de detergente puede servir cualquier tipo de jabón neutro para las manos, pero tener en cuenta que este jabón neutro contiene alguna sustancia que es más agresiva para el látex que el detergente especial para guantes.

3. Frotar con fuerza una palma contra la otra para que el detergente se extienda y que la fricción elimine toda la suciedad adherida al látex (se pueden frotar también los dorsos entre sí):


4. Una vez eliminada la suciedad conviene eliminar completamente el detergente del guante. Ahora sí podemos empaparlo de agua y escurrir el guante hasta que el agua que expulsa esté completamente limpia de detergente y suciedad. Escurrirlos sin miedo a que el guante se ropa o las costuras salten porque son suficientemente resistentes, además es importante evacuar la mayor cantidad posible de agua para acortar al máximo el tiempo de secado (si el guante lleva protecciones extraíbles quitarlas para realizar este paso).



5. Ahora llegamos al momento de secar el guante. Sin duda el más delicado y el más importante para que los lavados afecten lo menos posible. Enumero los detalles que hay que dar y las cosas a evitar:
  • Introducir dentro del guante un par de hojas de papel de periódico (el papel de periódico es súper absorbente y ayudará a secar lo más rápido posible el interior del guante).
  • Colgar los guantes en un lugar seco (en el cuarto de baño, por ejemplo, siempre hay humedad y el proceso de secado se prolonga más de la cuenta), ventilado (que no sea en un armario) y alejado de la luz directa del sol o de fuentes de calor (evitamos por tanto tenderos al aire libre, radiadores o secadores de cualquier tipo).
6. Una vez que sepamos que está completamente seco hay que guardar el guante de tal manera que sepamos que puede pasar así largos períodos de tiempo sin sufrir daños. El látex se pega a sí mismo, así que hay que proteger el pulgar que como suele ir plegado se adhiere a la palma. La mejor manera es recortando un papel que haga de barrera entre el látex de la palma y el látex del pulgar. Una vez colocado guardamos el guante en su funda de plástico o neceser que incorpora de fábrica y lo guardamos ahora sí en un lugar protegido de agentes externos, por ejemplo un armario o un cajón.







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