
Se palpaba la tensión de un final agónico, con el equipo local perdiendo por tan solo un gol, y a instantes finales de que el árbitro dictaminara el fin del encuentro en la liga francesa. Ben Yedder se disponía a realizar un saque de falta desde la frontal del área, cuando su compañero de equipo subió a rematar.
A la desesperada, Ahamada Ali consiguió situarse en el centro del ataque, entre los defensas, hasta quedarse solo para rematar de cabeza como pudo –prácticamente de espaldas–. Gol, empate, celebración por todo lo alto con su público...y tarjeta amarilla.
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