Diego López sigue sin dar síntomas de debilidad. Más bien, todo lo contrario. Día que pasa, día que el meta blanco parece consolidarse un poco más en la portería del Real Madrid. Ajeno a la enorme presión que le rodea con la polémica suplencia de Casillas, sigue a lo suyo.
En San Mamés disputó su decimosexto partido con el Real Madrid desde que el club blanco lo fichase de urgencia para cubrirse la espalda por la lesión de Casillas. Y se marcó un partido como una Catedral. Si Cristiano sacó las castañas del fuego en el área contraria, Diego López lo hacía en la del conjunto de Mou. Otra vez sus intervenciones resultaron decisivas para sujetar al Madrid cuando peor lo pasaban.
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