El gran momento del Atlético coincide con el reconocimiento a nivel internacional de su portero titular, Thibaut Courtois. Con sólo 20 años y en su segunda temporada en el conjunto madrileño, ambas en calidad de cedido por el Chelsea, el belga es uno de los jugadores jóvenes más cotizados del mercado y no hay equipo grande que no le siga la pista. Pero si algo ha demostrado este simpático gigantón de casi dos metros de altura desde que está en España es su gran madurez y su capacidad para relativizar todo el éxito que le rodea.
Precisamente será uno de los protagonistas del esperado derbi del sábado ante el Real Madrid, equipo contra el que ha vivido quizá los dos tragos más amargos como rojiblanco. Por ello, querrá resarcirse tanto de la expulsión prematura de hace un año en el Bernabéu como del gol que certificó la derrota de su equipo en el Calderón tras un golpeo lejano de Cristiano Ronaldo, y ante el que, como el mismo Courtoisreconoció después, podía haber hecho mucho más por detenerlo.
Pero si algo satisface al guardameta belga es poder volver a medirse con Iker Casillas. Courtois ha reconocido abiertamente que el capitán blanco es su ídolo desde que era un adolescente, hecho que sus entrenadores en el Atlético han usado para motivarle siempre que han tenido ocasión.
De hecho, por encima de todo, sus jefes intentan que su ambición no decaiga y no se pierda entre tanta adulación como recibe. Nada más conseguir la Supercopa de Europa, precisamente ante el Chelsea, Courtois recibió el consejo de ponerse como meta en su carrera intentar igualar el impresionante palmarés de su idolatrado Casillas. El belga, lejos de arrugarse, recogió el guante pese a que el triunfo de Mónaco suponía sólo su tercer título como profesional (una liga con el Genk y los dos trofeos europeos de este año con el Atlético) frente a la friolera de 22 que atesora a estas alturas Casillas, eso sí, once años mayor que él.
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