En los últimos minutos de la primera parte se picaron Coentrao y Reina. El lateral portugués se echó la mano a sus partes y Reina salió del banquillo para recriminárselo. El incidente se saldó con una amarilla para el lateral luso.
Los integrantes del banquillo portugués se pasaron todo el partido protestando enfurecidos las decisiones arbitrales del turco Cakir. Suplentes e integrantes del cuerpo técnico salieron al unínoso para reclamar una falta a Nani y un posible penalti de Ramos en un despeje en el que se desequilibró dentro del área.
Después, echaron en cara con fiereza al cuarto árbitro que el colegiado principal no diese la ley de la ventaja en una jugada en la que Nani se marchaba embalado hacia la portería. La actitud del banquillo luso molestó al de España, y así se lo hizo saber a través de Silvia Dorschnerova.
La delegada de la Roja se vio obligada a pedir a los portugueses que dejaran de protestar cada decisión arbitral. Paulo Bento, seleccionador portugués, tuvo que pedir tranquilidad a los suyos para evitar que rebasaran el área técnica mientras hacían aspavientos dirigidos al colegiado.
En los días previos al partido, la prensa portuguesa había criticado la designación del turco Cakir. En la rueda de prensa del martes, Paulo Bento declaró que esperaba que no pitase condicionado por los deseos de alguien, en clara alusión a las declaraciones en las que Michel Platini vaticinaba una final entre España y Alemania.
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