El fichaje de Diego López el pasado martes cayó como una bomba en Nervión. El equipo cerraba la contratación de un experimentado guardameta llamado a defender la portería del Sánchez Pizjuán regularmente y, de paso, ponía en el disparadero de salida tanto a Javi Varas como a Andrés Palop. ¿Quién sobra? A priori, podría interpretarse que la intención del club sería procurar la salida del valenciano. Por edad, por nómina, por simple final de ciclo tras siete temporadas en el club... Sin embargo, si tuviera que apostar por el adiós de uno de ellos, no sólo lo haría por el de Varas, es que incluso se lo recomendaría.
Andrés Palop, veterano en este tipo de situaciones, reaccionaba al poco de conocer la noticia del fichaje del portero del Villarreal. Lo hacía a través de su ‘Twitter’, esa herramienta que se hace indispensable en estos tiempos para encender y apagar fuegos (que se lo digan a Gary Medel). "La competencia es buena para el equipo y no me asusta. El año es muy largo y el pasado terminé jugando", escribía el de L’Alcudia en su red social. Sin duda, 140 caracteres bien aprovechados. Porque su postura es clara: no quiere moverse, le queda un año de contrato y cobra un sueldazo. Ya pueden hartarse de intentar colocarle en otros equipos que su posición será la misma. Muy coherente, dicho sea de paso. Además, este año ha contado con la confianza de Míchel (por delante de Varas), así que una muy buena oferta tendrá que llegar a las oficinas del Sánchez Pizjuán para que el héroe de Glasgow termine este verano su etapa en el Sevilla.
Mientras el portero valenciano se apresuraba en publicar vía ‘Twitter’ su deseo de continuar, el de Pino Montano no ha pronunciado ni una sola palabra. Señal de que algo va mal. Antes de que se consumase el fichaje de Diego López (quien por cierto firma por cinco temporadas, es decir, que no viene de visita precisamente), Javi Varas ya estaba meditando la opción de buscarse un nuevo destino, por lo que ahora su decisión debe ser mucho más sólida. Lógico. Tras conseguir desbancar a Palop bajo las órdenes de Gregorio Manzano y permanecer bajo los palos con Marcelino en el banquillo, la llegada de Míchel vuelve a dejarle en un segundo plano. Es para desesperarse. El cancerbero sevillano cumplirá en septiembre 30 años, que ya no es un chaval, y a sus espaldas tiene un currículum prácticamente inmaculado a la sombra de Palop. Es hora de echar a volar, Javi.
Actuaciones memorables como la del Camp Nou, de esas que alimentan la fe de un portero, ese bautismo por todo lo alto en un lugar tan emblemático como el coliseo azulgrana, donde logró detener un penalti al mejor jugador del mundo, tampoco le ha servido para ser el portero titular del Sevilla.
La peor noticia para Varas ha sido la continuidad de Míchel. El madrileño despejó pronto la incógnita de quién sería su elegido, algo que al meta le supo a cuerno quemado. Su representante admite que no le faltarán equipos donde elegir este verano, aunque la última decisión será suya. Tendrá que sopesarlo, cierto, pero él es el primero que sabe que ha llegado el momento de volar. Que ya le toca.
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