Ya no sé cómo calificar la actuación de José Luis González González cada vez que le veo en un partido. Tengo un buen concepto de él en cuanto a la neutralidad en el terreno de juego. Pero siempre tiene la mala suerte de enfrentarse a jugadas que luego ponen en duda si las ha visto de manera correcta.
Empezó el encuentro de manera muy extraña. Siendo duro en el reparto de las tarjetas, mostrando hasta cinco cartulinas por agarrones. Aparte de esto tuvo, como decimos, algunos fallos de apreciación. Cronológicamente, en el minuto 22 hubo una falta al borde del área a Di María. Fue clara y no la sancionó. Y era una jugada de peligro. En el 28', Valera despejó el balón con el brazo de forma involuntaria. Estaba fuera del área, no dentro, pero tampoco la pitó. En el minuto 30 llegó una jugada curiosa. Hay que decir que cuando un jugador intenta agarrar de la camiseta a un contrario y no lo consigue, y se aplica la ventaja, como fue el caso, el árbitro no tiene la obligación de amonestar al citado jugador. Gavilán era el protagonista. No alcanzó a Özil, que siguió la jugada (con mucho peligro). Tiempo después se paró el juego. Ahí es donde salió Mourinho y su banquillo a protestar fuera de su área técnica al cuarto árbitro y los jugadores al propio colegiado para que amonestase a Gavilán. Y entonces González González le sacó la tarjeta y le hizo una observación al entrenador portugués para que se sentara. Tenía que haber mandado directamente al vestuario a Mourinho. Esto vino, además, cuando minutos antes había existido un agarrón de un jugador del Madrid a uno del Getafe con retención. Y no fue amonestado. El árbitro actuó mal como consecuencia de las protestas.
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