Adán comenzó a vivir su calvario cuando Mourinho cambió el paso en la portería disfrazando la maniobra de "motivos técnicos". Fue en Málaga donde puso toda la presión sobre sus hombros. Recibió tres goles. Casi todo lo que fue a puerta entró. "Adán no ha tenido influencia en el resultado", se delató luego Mou, porque eso, hacer paradas influyentes, es lo que diferencia a Iker del resto. Ya tras las Navidades (y el huracán que envolvió a Adán durante ese tiempo) el técnico insistió en su error ante la Real. El segundo portero hizo penalti y fue expulsado en el minuto seis. Cristiano se echó al equipo a la espalda (4-3) y salvó a su técnico, que había sembrado de dudas la portería y a su equipo, del ridículo. Casillas recuperó el sitio en los siguientes partidos entre las dudas que Mourinho seguía alimentando al no desvelar sus intenciones para el puesto. Fue titular ante Celta, Osasuna y en los tres partidos ante el Valencia. En el último de ellos llegó el desastre (su lesión). Entró Adán, esta vez dentro de la normalidad y cumpliendo su papel, pero Mou ya había marcado sus cartas. Se comió un gol de falta. Adán vuelve a empezar hoy de cero, en igualdad de condiciones y en competencia más real con Diego López. De su actuación dependerá su titularidad en el Clásico del próximo miércoles... y en el futuro.
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